Lo adelantó Jornada Polìtica, Aída Tarditti y Jesica Valentini, las vocales de pose feminista en el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (TSJ) mostraron sus caras verdaderas y se olvidarán del mediático progresismo para votar a un varón como sucesor en la presidencia del principal tribunal de la provincia. Será Domingo Juan Sesín, cuando, según el propio criterio público de Tarditti y el (ahora sabemos) impostado discurso de Valentini la sucesión del schirettista Luis Angulo debía recaer en Maria Marta Cáceres de Bollatti.
Hasta hace unos meses se descontaba que después de 5 períodos consecutivos en manos de varones, la presidencia del TSJ volvería a ser ocupada por una mujer. Desde 2020 pasaron el mencionado Sesín, Sebastián López Peña y Angulo. Las líderes feministas del cuerpo daban por hecho que la nueva conducción sería femenina. Y todos, incluso los varones, estuvieron de acuerdo.
Pero Tarditti en verdad no creía que le correspondiera a una mujer, sino a ella. Y como se quedó sin consenso interno votó por su amigo de toda la vida en el TSJ, Domingo Sesín. Sin embargo, el voto clave fue el de la otra «feminista», la recién llegada Jéssica Valentini, quien además parece muy activa en la repartija de sumarios internos junto a Tarditti. Ambas son las inquisidoras más visibles de la Justicia provincial.
Sesin ocupa la presidencia de la Sala Contencioso Administrativo, la rama del derecho en la que es especialista. Será esa sala la que podría tener un rol trascendental durante 2026 si es que, como se prevé, se judicializa el reclamo de los aproximadamente 10 mil jubilados y pensionados que sufrirán recortes de haberes. Esa es la clave de lectura política.
La designación del nuevo titular del TSJ salió con voto dividido. Será muy interesante conocer los fundamentos de cada voto. Por un lado para saber como justifican, Tarditti y Valentini, lo injustificable. Y por otro, con qué fundamentos se opusieron Luis Rubio, Cáceres de Bollatti, y Sebastián López Peña.