En los últimos meses, Márquez y Asociados, una constructora desarrollista con sede en Córdoba que prometía hacer realidad el sueño de la casa propia a miles de familias argentinas, se encuentra en el ojo de una tormenta que combina denuncias de incumplimiento, problemas financieros y una creciente desconfianza pública. Lo que comenzó como una propuesta atractiva —viviendas accesibles en cuotas fijas y en pesos— se ha transformado en un caso emblemático de frustración para cientos de clientes que, tras años de pagos, aún no ven sus casas construidas.

La empresa, fundada en 2013 por los hermanos Pablo y Ariel Márquez, se destacó por su agresiva estrategia comercial y su presencia en todo el país, ofreciendo un sistema que combinaba construcción tradicional y planes flexibles. Según sus propios datos, habrían entregado más de 3.775 viviendas en 11 años, un número que la posicionaba como referente en el sector. Sin embargo, desde 2021, las quejas comenzaron a multiplicarse. En la provincia de Córdoba, la oficina de Defensa del Consumidor registra 187 denuncias hasta marzo de 2025, a las que se suman 11 a nivel nacional, según reportes recientes. Los reclamos van desde demoras injustificadas hasta obras paralizadas o directamente inexistentes, incluso en casos donde los clientes aseguran haber pagado la totalidad del proyecto.

El punto de inflexión llegó a principios de 2025, cuando un informe de Telenoche titulado «Un cuento cordobés: la trama detrás de un engaño millonario» expuso testimonios de damnificados que llevaban años esperando. Uno de ellos relató haber pagado 36.000 dólares en 2020 con la promesa de una entrega en 2021, solo para encontrarse, cuatro años después, con un terreno baldío. La repercusión mediática destapó una olla de irregularidades: contratos con cláusulas abusivas, falta de transparencia y un «modus operandi» que, según Defensa del Consumidor, incluye promesas incumplidas como práctica habitual.

La respuesta de Márquez y Asociados no ha logrado calmar las aguas. En un comunicado emitido en enero, la empresa reafirmó su compromiso con la «calidad, transparencia y responsabilidad», atribuyendo las demoras a factores externos como la pandemia y el contexto socioeconómico adverso. Sin embargo, las críticas no cesan. Abogados de los afectados, como Nicolás Clapier, han llevado casos a la Justicia, obteniendo fallos que condenan a la firma por incumplimientos contractuales, aunque la empresa apela para dilatar resoluciones. Mientras tanto, rumores de problemas financieros internos —como deudas salariales y una posible intervención de la Secretaría de Trabajo— alimentan la incertidumbre.

La diversificación del grupo también ha levantado sospechas. Además de la constructora, operan bajo el paraguas de Márquez otras empresas como Márquez Salud, Márquez Agrocampo y Márquez Gold, lo que lleva a algunos denunciantes a sugerir que los fondos de los clientes podrían estar siendo desviados a otros negocios. «Venden el metro cuadrado a un precio irrisorio y luego no construyen. Es una estructura que huele a estafa», afirmó el abogado Rogelio Luque en una entrevista reciente.

A medida que la crisis se agrava, la Justicia parece tomar cartas en el asunto. Fuentes extraoficiales indican que en las próximas horas podría solicitarse la prisión de los titulares de la empresa por maniobras fraudulentas, tras verificarse que pedidos de quiebra presentados provenían de allegados, en un aparente intento de eludir responsabilidades. Además, se habla de amenazas a acreedores, lo que elevaría la gravedad del caso.

Para miles de familias, la situación de Márquez y Asociados no es solo una cuestión económica, sino un golpe emocional. El sueño de la casa propia, vendido como una posibilidad tangible, se desvanece entre excusas y promesas vacías. Mientras la investigación avanza, el futuro de la empresa pende de un hilo, y con él, las esperanzas de quienes confiaron en ella. Lo que alguna vez fue un símbolo de oportunidad hoy es un recordatorio de los riesgos de un mercado inmobiliario que, en Argentina, sigue siendo terreno fértil para la ilusión y la desilusión.

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