En medio de la tensión de la última recta de la campaña, a solo 12 días de las elecciones, los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos, el mandatario Donald Trump y el exvicepresidente Joe Biden, se enfrentaron en el último debate y desnudaron sus principales diferencias: la gestión de la pandemia, cómo recuperar el crecimiento económico y la política migratoria.

Ambos candidatos llegaron a este último debate en la Universidad de Belmont, Nashville, moderado por la periodista del canal NBC Kristen Welker, con una clara ventaja a favor de la oposición en la mayoría de los sondeos presidenciales y con un número récord de votación anticipada.

A diferencia del debate anterior, esta vez ambos cumplieron los tiempos y, pese a algunos momentos de tensión, Trump mantuvo un trato cordial con la moderadora y aceptó la mayoría de las veces que lo cortó.

También discutieron sobre otro punto de política exterior que marcó estos últimos cuatro años.
 Trump reivindicó sus negociaciones con Corea del Norte -«No hay una guerra ahora»- y destacó que durante el Gobierno de Barack Obama y Biden, el líder norcoreano, Kim Jong-un, nunca se quiso reunir.

Trump rechazó ser racista y volvió a rechazar el plan ambiental de la oposición para luchar contra el cambio climático porque «destruirá la economía» y la energía eólica «mata a todos los pájaros».

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