El Gobierno pagará hoy casi u$s700 millones a sus acreedores privados correspondientes al segundo cupón de intereses de los bonos en moneda extranjera emitidos en el canje de 2020. El vencimiento, si bien no es particularmente elevado gracias a aquella reestructuración, tendrá impacto en las reservas. Y llega en medio de un verano desafiante en materia cambiaria y en plena negociación con el Fondo Monetario Internacional, de la que lo grandes fondos de Wall Street participan a su manera.El Ministerio de Economía ya emitió los avisos de pago durante los últimos días de diciembre. La fecha del corte semestral de cupón, que activará la cancelación de los intereses devengados desde el vencimiento previo (9 de julio de 2021), estaba pautada para el 9 de enero. Como el vencimiento caía un domingo, se pasa para el día hábil siguiente. Así, este lunes el Tesoro enviará u$s693 millones a los tenedores de los títulos bajo legislación de Nueva York y bajo ley argentina.Según un cálculo de la consultora 1816, u$s538 millones irán a las cuentas de acreedores privados. Por ende, irían u$s155 millones a manos de entes públicos (el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses y el Banco Central, principalmente). De acuerdo a la información de la Oficina de Presupuesto del Congreso, u$s243 millones corresponden a los bonos emitidos bajo jurisdicción local (AL29, AL30, AL35, AE38 y AL41), u$s426 millones a los títulos en dólares bajo ley neoyorkina (GD29, GD30, GD35, GD38, GD41 y GD46) y el equivalente a u$s24 millones a los globales emitidos en euros (GE29, GE30, GE35, GE38, GE41 y GE46).

Estos títulos, lanzados por Martín Guzmán en 2020 para reestructurar la deuda en moneda extranjera luego del megaendeudamiento de Mauricio Macri, no estipulan pagos de capital hasta 2024 y tuvieron un importante recorte en las tasas de interés promedio (del 7% a alrededor del 3%). Los cupones tienen una estructura ascendente para aliviar los pagos en los primeros años. En esta oportunidad, la tasa de interés devengada durante los seis meses previos fue de entre el 0,5% y el 2,5% nominal anual dependiendo del bono. El tercer pago, pautado para el 9 de julio, será a la misma tasa.

Con todo, en las próximas tres semanas vencen cerca de u$s1.100 millones del multimillonario préstamo de 2018: unos u$s720 millones de capital a fines de enero y alrededor de u$s360 millones de intereses a comienzos de febrero. En el Gobierno evitan precisar qué harán con esos compromisos (sobre todo con el de capital) y afirman que, con la negociación en marcha, las decisiones se toman paso a paso. En marzo, hay otro vencimiento del multimillonario crédito que tomó Macri por u$s2.900 millones, una cifra que ya resulta inafrontable. Como señal de su vocación acuerdista, en 2021 el Ejecutivo pagó unos u$s5.200 millones al organismo que dirige Kristalina Georgieva.

Esos pagos al Fondo y las cancelaciones de deuda en dólares de las empresas fueron los principales factores que impidieron que el abultado superávit comercial del año pasado engrose las reservas, que cerraron levemente por debajo del nivel de fines de 2020.

Mientras tanto, el acuerdo parece alejarse en el horizonte, con un FMI que pide un ajuste más acelerado a instancias de Estados Unidos, que tiene la manija en las decisiones claves. La posición dura que mantiene el país gobernado por Joe Biden es acicateada en parte por los mismos grandes fondos de inversión de Wall Street a quienes hoy se les acreditará el pago. Ven en el forzamiento de una política más ortodoxa la posibilidad de recuperar algo del valor que perdieron desde el canje hasta ahora los títulos argentinos que tienen en sus carteras. Son actores con amplia llegada a la Casa Blanca, como Larry Fink, el presidente de BlackRock (la mayor administradora de fondos del mundo), a quien antes de la designación de Janet Yellen se lo había mencionado como potencial secretario del Tesoro estadounidense.

Ahora, con reservas apretadas y la tensión financiera propia de un momento de definición de las negociaciones, los vencimientos de deuda en divisas son un factor de presión para un verano de por sí exigente en materia cambiaria. El objetivo del BCRA es evitar sobresaltos y sostener su nueva estrategia de acelerar paulatinamente el ritmo de depreciación para acercarlo a la tasa de inflación y mantener relativamente estable el tipo de cambio real.

La dinámica de la primera semana del año trajo cierto alivio. Con una creciente liquidación de la cosecha de trigo, el viernes el Central logró comprar u$s80 millones y terminó la primera semana del año con un saldo a favor de más de u$s100 millones. Estacionalidad mediante, es el mejor comienzo de mes desde junio pasado, cuando todavía se sentía el flujo de la cosecha gruesa (soja y maíz).

Entre tanto, el equipo económico mantiene la lupa sobre las operaciones de pago de importaciones. Por un lado, la AFIP implementó la semana pasada un nuevo sistema de control de las compras de servicios al exterior, similar al que ya regía para los bienes. Por otro, el BCRA puso esa aprobación del ente recaudador como condición para el acceso a divisas e introdujo retoques en los límites para el adelanto de insumos y las importaciones de autos y motos. Con todo, fuentes oficiales aseguran que las compras al exterior se ubican en niveles muy elevados, a tono con la recuperación de la actividad.

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