Las verdades se construyen, se transforman, se aculturan, se definen y contextualizan de acuerdo con quien las enuncia, cómo las expresa, para qué las formula y en qué contexto las impone. Es decir son una herramienta que el lenguaje ha utilizado para concebir el mundo, acomodarse a él y manipularlo.
¿Y qué son las mentiras?: Exactamente lo mismo y no necesariamente al revés.
Para el gobierno de Javier Milei la mentira es el sustrato que lo hace existir y le permite hacerse comprender desde lo incomprensible. En algún sentido, la mentira, lo justifica.
Eso es especialmente notable en lo vinculado al discurso antiestado y anti «casta». La motosierra, a esta altura claramente selectiva, del Presidente no alcanza a los cargos políticos que dependen de Presidencia. De acuerdo a los datos aportados por el sociólogo Pablo Salinas “hubo una reducción del 20 por ciento en el organigrama general del Estado, pero se incrementó en un 159 por ciento los cargos que quedaron bajo control del presidente«. Menos ñoquis, pero muchos más ravioles. Para Friedrich Nietzche, la verdad es solo una ilusión. Acabar con la supuesta «casta» fue una hermosa ilusión para buena parte de la sociedad en Argentina, y especialmente en Córdoba. Y una gran mentira.