Por tercer día consecutivo, los bombardeos israelíes contra el territorio ocupado de la Franja de Gaza y los cohetes palestinos lanzados desde allí al sur y centro de Israel crecieron en número y destrucción con más de 70 muertos y cientos de heridos, y todo indica que la región se encamina a un nuevo conflicto armado con consecuencias humanitarias devastadoras.

Luego que el enviado de la ONU para Medio Oriente, Tor Wennesland, advirtiera anoche que la situación se encamina a una «guerra a gran escala», el ejército israelí redobló sus bombardeos con misiles y disparos de artillería contra la Franja de Gaza y, según anunció, condujo varios asesinatos selectivos de líderes del movimiento islamista palestino Hamas, la fuerza que desde 2006 controla el interior de ese territorio pequeño, abarrotado con unos dos millones de habitantes y bloqueado por Israel y Egipto.

En esos ataques, dos nuevos edificios de varios pisos fueron derrumbaron y, según el Ministerio de Salud de Gaza, el saldo desde el lunes ya ascendió a 65 muertos, entre ellos 16 niños, y más de 300 heridos, informó la cadena de noticias Al Jazeera

Además, el servicio de inteligencia interior israelí, el Shin Bet, informó que mataron a una docena de milicianos de Hamas y destruyeron dos instalaciones de esa fuerza en las ciudades de Gaza y Khan Yunis.

Mientras tanto, en Israel, el ejército denunció que desde la madrugada al menos 180 cohetes palestinos fueron lanzados desde la Franja de Gaza a su territorio, aunque 40 no llegaron a cruzar la barrera de facto construida por Israel para separar ese pequeño territorio.

En total, los muertos en Israel por los cohetes lanzados desde la franja ya suman siete, con el fallecimiento de un soldado cerca de la barrera entre ese territorio palestino y el sur israelí, y de un niño que había sido herido el martes y peleaba por su vida en un hospital en una ciudad cercana.

Decenas de personas resultaron heridas en algunas ciudades del sur de Israel y unos pocas en Tel Aviv y los alrededores tras una nueva lluvia de cohetes palestinos.

Pese a que la ONU teme que la escalada de los últimos días termine en «una guerra a gran escala» y la UE pidió «prevenir un conflicto más amplio», las segunda reunión del Consejo de Seguridad convocada de manera urgente por este tema terminó sin acuerdo ni resolución.

La agencia de noticias AFP informó que, pese a este fracaso diplomático, la ONU, con la ayuda de Qatar y Egipto, está intentando abrir una mediación entre «las partes afectadas», un eufemismo que demuestra la complejidad de la tarea ya que el enfrentamiento de Israel no es con la Autoridad Nacional Palestina, el Gobierno de Mahmud Abbas con sede en Cisjordania, sino con Hamas en Gaza.

Desde Cisjordania, donde las agresiones de colonos y militares israelíes contra palestinos también se están multiplicando, Abbas habló a su pueblo y prometió «protegerlo» tanto en Gaza como en Jerusalén, dos territorios donde el mandatario no tiene ningún poder real.

Al caer la noche, el Ministerio de Salud del Gobierno de Abbas informó de un joven palestino muerto cerca de la Nablus, en Cisjordania. Poco antes el Ejército israelí había dicho que lo había calificado de «atacante» y había asegurado que le disparó.

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